Las personas son importantes. A veces, diría que son un pilar fundamental en los proyectos, pero las propias personas somos un arma de doble filo cuando el ego empieza a imperar sobre el proyecto.
A lo largo de todos estos años, he tratado internet como un lugar donde náufragos podemos dejar nuestras botellitas y encontrar otras personas interesantes. He conocido a mucha gente por este medio y no es que yo sea especialmente «sociable«. Suelo tener una capacidad muy especial para iniciar proyectos, he iniciado muchos proyectos; unos más largos otros menos, pero algo común en todos ellos es que si mi implicación es alta, suelo trabajar duro en ellos. También descubres que un proyecto no es un billete de lotería premiado. Es decir, la gente piensa que con un nombre ya tienen el proyecto hecho y van a llamarlo miles de personas para comprarle la idea… la triste realidad es que hay que trabajar mucho, muchísimo, en un proyecto y ser muy metódico, muy disciplinado y sobre todo constante.
En mi afán por tener esperanza en las personas, normalmente los proyectos junto a ellos, también implicaban relaciones con éstos. Hay proyectos que duran meses, días, otros hasta años. No te das cuenta lo que trabajas en ellos hasta que echas un vistazo atrás, o hasta que cierras alguno.
A lo largo de este camino, descubres muchos tipos de personas y roles dentro de un proyecto. Ya sabéis, ese que no tiene ni idea pero que alardea de todo; ese que sólo quiere decir el nombre del proyecto con orgullo gracias al trabajo de otro; ese que se mata a trabajar o el que trabaja para matar al proyecto… hay muchas circunstancias y sobre todo dependen muchas veces del interés de las personas detrás de ese proyecto. Normalmente el dinero mueve al mundo, y si tienes dinero para invertir, hasta el más tonto te trabaja, a veces no quieres eso, y a veces no hay dinero, y se trabaja para conseguir eso mismo, entrada de dinero. Yo he iniciado proyectos por el simple hecho de aprender a hacer algo, o por el simple hecho de querer hacerlo, pero no seamos tonto, muchas veces tu implicación en un proyecto va directamente proporcional al beneficio que obtengas. Eso es así.
¿Y a qué viene todo esto? Pues a lo largo de tantos años y tantos proyectos, te empiezas a plantear qué es más importante ¿el proyecto o las personas? Está claro que sin personas no hay proyectos, pero ¿hay que tragar lágrimas y cortar cabezas a aquellas personas que sabes que no son buenas para un proyecto? He llegado a romper amistades por ello, otras siguen ahí, tras esos proyectos fallidos, a veces sirven para afianzar la amistad y conocer un poco más al otro. Pero, ¿el proyecto justifica los medios?
Creo que en el fondo, lo importante en un proyecto, es la actitud y los objetivos que se cumplen en un proyecto. Y creo que a lo largo de estos años había olvidado qué es eso. La amistad se mezclaba con la productividad y la eficiencia, mezclado un poco con la falsedad de saber que el que te habla quiere decir otra cosa. Me encanta mi trabajo y lo disfruto, pero tal vez otros no lo vean así. Por ello después de todo este tiempo, creo que debo parar un segundo. Al igual que decidí quitar muchas RRSS que empezaban a invadir mi vida, creo que ahora le toca el turno a reorganizar mi forma de trabajar, y sobre todo, a elegir muy bien con quién quiero trabajar.